miércoles, 25 de agosto de 2010

Diccionario Biográfico Estético del actor en Buenos Aires

Entrevista a Osvaldo Pellettieri

Por Adys González de la Rosa

desde Buenos Aires



Tras culminar cuatro tomos de la Historia del Teatro Argentino en Buenos Aires, los investigadores del Grupo de Estudios del Teatro Argentino (GETEA), bajo la dirección de Osvaldo Pellettieri, emprendieron la realización del Diccionario Biográfico Estético del Actor en Buenos Aires.

Este proyecto concebido en tres volúmenes, el primero ya fue publicado por Galerna, se ocupa del actor tradicional argentino y presenta sus antecedentes neoclásicos y románticos. El segundo se ocupará del actor moderno y estará dedicado a los actores del siglo XX. Mientras que el tercero referirá la historia del actor, sus inicios, desarrollo y el lugar que ha ocupado en el teatro y la cultura en general. Fue Pellettieri quien propuso el listado de los nombres que serían investigados y la bibliografía de referencia.

El Volumen I, subtitulado El actor popular, antecedentes y evolución, consta de una introducción histórica y estética que explica y contextualiza la selección. El criterio fue abarcador ya que reúne actores de diferentes tendencias. Esta generosa inclusión convoca a Libertad Lamarque, Eva Duarte y Tita Merello; pasando por Jorge Porcel, Javier Portales y Alberto Olmedo.

Además se suman los actores que, a pesar de ser extranjeros, permanecieron largas temporadas en el país como Osvaldo Laport, Jean Francois Casanova y Catherine Fullop, entre otros. En las entradas se los clasifica según las categorías establecidas en neoclásico y/o romántico, popular o misceláneo. También se referencia aspectos biográficos con descripciones de sus principales trabajos.

La iniciativa ha sido uno de los grandes emprendimientos del GETEA, grupo creado en 1987 para la formación de investigadores de artes escénicas. Entre los momentos claves de la institución, Pellettieri señala los Congresos que vienen realizando desde 1991 con el objeto de intercambiar entre la teoría y la práctica teatral. Otro punto destacado es la publicación de la revista Teatro XXI y las investigaciones concretadas en varios tomos como Historia del teatro argentino en Buenos Aires (4 volúmenes) o Historia del teatro argentino en las provincias (2 volúmenes).

Osvaldo Pellettieri cumple treinta años en el campo de la investigación y veinticuatro como profesor titular en la cátedra de Historia del teatro latinoamericano y argentino.


¿A partir de qué inquietudes surge el proyecto de investigación que concretaron en este primer tomo del diccionario?

La necesidad de un Diccionario se nos hizo evidente durante el proceso de concreción de los cuatro primeros tomos de la Historia del Teatro Argentino en Buenos Aires aparecidos hasta este momento. Sin su conocimiento estético-biográfico no hay posibilidad cierta de construir una historia del teatro. Por ejemplo, la historia del teatro argentino de fines del siglo XIX y de principios del XX no podría ser comprendida si no hacemos referencia a la temprana conformación del “actor nacional” a partir de 1884, y lo mismo ocurre con el teatro independiente y sus actores entre 1930 y 1969. Nuestra historia teatral sería indescifrable sin atender a los procesos actorales que contribuyeron a la creación de la escena porteña. Sin embargo, para nuestros historiadores y críticos, en general venidos de la literatura, el teatro era eso: literatura y en ella los actores no tenían lugar. Salvo excepciones, se concretó una suerte de “memoria” de los más destacados, dejando afuera a los “desconocidos”. Sin embargo, para estudiar las actuales corrientes actorales es necesario conocer sus orígenes y sus precursores anónimos.


¿Por qué decidieron concentrarse en la figura del actor como fundamento de este proyecto?

Coincidimos con Claudio Meldolesi en cuanto a que “de la obra producida y consumida en escena cada noche, la cosa más concreta que permanece es el cuerpo del actor”. Y ellos, como dijimos, son partícipes, en distintos grados según las épocas, de la evolución que ha atravesado el sistema teatral.


¿Cuál fue el criterio de selección que guió la estructura del proyecto?

La nuestra es una empresa ambiciosa y plagada de riesgos: el olvido de un actor o grupo de actores, el desequilibrio entre una y otra entrada, la superficialidad de los criterios de selección, la falta de un estilo común que unifique las colaboraciones por ser un texto colectivo. Y esos son sólo parte de los riesgos. A lo largo de nuestra investigación advertimos la necesidad de incluir actores extranjeros que trabajaron y trabajan en el país por largas temporadas o cuyo paso ha dejado huellas o ha producido cambios importantes en nuestro medio.

Intentamos captar la variedad, la riqueza estética e ideológica de nuestros actores y teniendo en cuenta su productividad en el sistema. Quisimos dar un testimonio, rescatar la diferencia y evitar de ese modo la discriminación cultural que privilegia una tendencia actoral en detrimento de las restantes. En las entradas se ha intentado combinar siempre una básica atención a lo biográfico con la descripción de los principales trabajos. El resultado es un Diccionario que releva una serie muy importante de actores y los clasifica en tendencias artísticas e históricas pero aún estamos muy lejos de la enciclopedia. No es un diccionario general del teatro argentino, cuya elaboración reconocemos como una tarea pendiente. Nuestra ambición fue poner de manifiesto el estado actual de los estudios sobre el actor y su historia entre nosotros, y sentar las bases para una investigación posterior que contribuirá a completarlo. Reiteramos que para hacer presente una obra con toda su riqueza y diversidad la trayectoria de nuestros actores haría falta un diccionario teatral integral, pero, sin renunciar a objetivos mayores, confiamos que estos tomos del actor tradicional y el actor moderno van a ser útil comienzo.


¿Cómo establecieron los roles y las instancias de investigación y de escritura del primer tomo?

Hubo cuatro instancias en la que los integrantes del equipo cubrieron diversos roles. La primera, una vez elaborado el corpus que se iba a trabajar, fue quizás la más prolongada en el tiempo, dada la diversidad de fuentes y documentación de muy distintos orígenes que, además, presentaba la dificultad de que respondían a distintas épocas históricas. La labor fue casi exclusivamente de los buscadores de fuentes, organizados en grupos, que acopiaron el material a partir del cual, en una segunda etapa, se comenzó a organizarlo y a definir los datos que a juicio de cada uno de los responsables de cada grupo no podían obviarse al concretar cada entrada. La tercera significó una lectura de la totalidad de las entradas y el intento de unificar algunos criterios de presentación y tratar de completar los aquellos datos que aparecían incompletos. Finalmente, se pasó a realizar una edición de la totalidad del material para preparar su publicación. Una etapa previa, en la que fue determinante mi trabajo como director del proyecto fue, en primer lugar elevar la propuesta basada en sólidos argumentos que justificaran abordar el tema. Luego, proponer el listado de los actores que serían investigados y una bibliografía de referencia que entendía insoslayable. Este material fue sometido a los que luego serían los redactores y coordinadores, y del intercambio surgieron algunos cambios y la suma de alguna bibliografía. Durante el resto de proceso, resolví dudas, completé fuentes bibliográficas y supervisé todo el proceso, a la vez que concretaba varias entradas.


Con respecto a esto, ¿mantienen la misma organización y despliegue del trabajo en los próximos dos tomos?

Básicamente sí. Pero la experiencia no ha sido en vano y hemos tratado de que los registros sean más completos, y de evitar los errores en que podemos haber incurrido. Contamos a nuestro favor con que hemos recogido y tomado en cuenta las dificultades encontradas para elaborar el primer tomo y con que, debido a que el relevamiento realizado al comienzo de la investigación no distinguía entre actores populares y actores cultos, para esta segunda entrega podemos disponer de más tiempo para revisar y completar los datos. En el segundo tomo hemos incorporado, por ejemplo, la señalización de referencias que remiten a otros actores que figuran también en el Diccionario.


¿Puede desarrollar el criterio del tercer tomo, es un diccionario o un libro de investigación?

El criterio para el tercer tomo es dedicarlo a los actores que aparecieron en la última época del teatro independiente histórico y del teatro independiente actual como proyección de aquella tendencia. Es por esto que como los otros dos, además de ser un diccionario se propone como libro de investigación, es decir, aportar nuestro punto de vista sobre el actor actual, su problemática, su poética, sus técnicas, su relación con el crítico y el público, poner de manifiesto un amplio panorama de ese actor, sus contradicciones, su vinculación con el pasado y el presente teatral. Su visión de las nuevas técnicas y su contribución a las diferentes poéticas.


¿Cómo se articulan los aportes de los integrantes del GETEA en este Diccionario?

Se articulan en distintos niveles. En el nivel inicial, los investigadores que realizaban sus primeras armas redujeron su labor a la de buscadores de fuentes y los de mayor experiencia coordinaban los distintos grupos y se hicieron cargo de su revisión. En mi caso, mi aporte ha sido el de orientar, investigar, y aportar criterios artísticos e históricos en las distintas etapas de la investigación


¿En qué situación se encuentra el GETEA como grupo de investigación?

Creo que el GETEA se encuentra en una etapa de madurez que puede realizar un aporte cada vez más importante a la historiografía teatral argentina. Cuando comenzamos éramos básicamente un grupo de alumnos aventajados o recién recibidos de la Carrera de Letras y yo mismo como director no tenía antecedentes que avalaran la labor que nos proponíamos realizar. Hoy, el grupo está integrado también por alumnos y egresados de la Carrera de Artes, y un número considerable de nuestros investigadores ha completado su doctorado, otros están en vías de hacerlo, algunos han ingresado a carrera en el CONICET y otros han obtenido becas tanto del CONICET como de la UBA y la Agencia. Todos ellos cuentan con una sólida formación en el campo de la investigación. En cuanto a los más jóvenes, entendemos que su participación en estas actividades contribuye de manera determinante a completar sus conocimientos y les brinda herramientas que les permitirán alcanzar un nivel de excelencia. En los últimos tiempos se han incorporado jóvenes investigadores que comparten nuestra metodología pero de quienes esperamos un aporte que la enriquezca.


¿Podría marcar momentos claves del GETEA en su desarrollo a través de los años?

Uno de los momentos claves en el proceso desarrollado por GETEA fue el inicio de la organización de nuestros congresos, que se realizan anualmente en el mes de agosto. Significó una “entrada al mundo”, un ponernos en contacto con investigadores de otras latitudes, conocer sus trabajos más recientes, poder abrir un diálogo que resultó altamente enriquecedor para nuestra formación. Conocer nuevas teorías e inquietudes nos permitió ampliar un panorama que, comprendimos, no podía quedar acotado al teatro porteño y que debía abrirse también, por ejemplo, a conocer el teatro que se realizaba y a las investigaciones llevadas a cabo en las distintas provincias, a la vez que completábamos nuestra formación teórica. Otro momento importante fue la decisión de publicar nuestra revista, Teatro XXI, que nos llevó a relacionarnos con muchos de los integrantes del campo teatral, directores, actores, escenógrafos, autores, y a tratar de entender sus necesidades expresivas y a romper el cerco que nos encerraba en el campo de la sola investigación. Finalmente, y creo que es una prueba de la madurez de que hablaba más arriba, el trabajo de investigación llevado adelante que nos ha permitido concretar una Historia del teatro argentino en Buenos Aires, de las cuales se han publicado ya cuatro volúmenes, una tarea que, estimamos, significa un valioso aporte, no por su perfección, sino porque creemos que podrá ser la base sobre la que los futuros estudiosos de nuestro teatro trabajarán y esperamos, perfeccionarán. Esta labor se ha visto completada con la elaboración de una Historia del teatro argentino en las provincias, de la que se han publicado dos tomos gracias al aporte del Instituto Nacional del Teatro y en la que han trabajado investigadores, en algunos casos con carácter individual en otros formando grupos, de cada lugar. Ellos han respondido a nuestra propuesta con un enorme esfuerzo, y asumiendo una gran responsabilidad.


En el campo teatral qué otras corrientes de investigación reconoce hoy en Buenos Aires. ¿Y en qué se diferencia o semeja a ellas?

Desde 1987 trabajamos con variantes, con el neohistoricismo teatral. De su seno han salido investigadores fundamentales de nuestro teatro. Se puede decir que desde ese año y a partir de la tarea realizada por el Grupo, arrancan las nuevas tendencias de nuestra investigación. Que es tener en cuenta las claves históricas pero desde el estudio del procedimiento teatral y las relaciones intertextuales entre los diversos sujetos de la creación, la crítica y los espectadores. Seguimos pensando, a pesar de las muchas variantes que ha sufrido nuestra metodología, que nuestra visión de la investigación teatral se adapta a los cambios producidos en el país y en el mundo. En estos últimos años han aparecido, a cargo en muchos casos de nuestros discípulos, continuadores y otros historiadores de la serie teatral y literaria que proponen diversas formas de enfrentar el fenómeno teatral. Estamos seguros de que esta aparición lejos de perjudicar o limitar sus posibilidades las ha ampliado. Encontramos constantemente relaciones de semejanza y de diferencias con ellas y creemos que es la única manera de avanzar en el proceso de una crítica que no solo cuestione y trabaje con la realidad teatral sino también su enriquecimiento. Esto se nota en la enorme cantidad además de nuestros jóvenes investigadores de otros que hoy se integran a la investigación con becas, tesis.


¿Qué lo motiva del teatro, luego de tantos años de investigación?

Estoy cumpliendo treinta años con la investigación, desde que comencé como auxiliar en el Instituto de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y llevo veinticuatro años como profesor titular en la cátedra de Historia del teatro latinoamericano y argentino. Estoy seguro de que si bien cumplí un largo período en esta actividad soy consciente de que no he perdido la motivación que encaminó mis comienzos. Los teatristas suelen decir que el que gastó un par de zapatos en el escenario no se baja nunca más. Creo que este concepto podría aplicarse por analogía a los que investigamos.

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